lunes, 7 de diciembre de 2015

Vuelvo.

Dime tú: ¿Qué gano yo con todo esto?
Si con dificultades ando
y sin dificultades vuelvo.
Si fuera de impedimento alguno
y con el corazón en boca
me pongo a andar y cojear a encuentro tuyo.
Dime tú: ¿Qué gano yo con todo esto?
si los nervios  que dentro de mí se atascan,
con su naturaleza ingrata
se retuercen, se estremecen…
Y me matan.
Qué gano yo al recorrer
el sendero que arde en llamas
y que sin piedad alguna
incinera los cascajos de mi alma
con la insuficiente paga
de enamorarme a galope suelto
de la quimera de tu ser.
¿Qué gano yo?
Si con dificultades ando
y sin dificultades vuelvo.
Y vuelvo con regocijo,
vuelvo a ti que de amante me destierras
y de desconocida me reclamas.
Pero vuelvo,
y vuelvo con voluptuosidad constante
que rebosa con mirarte
y con mirarte hilarante goza.
Vuelvo contenta
esperando ya en mi pena
que de enamorarme de ti fue
y que sin amor tuyo condena.
Pero es que dime tú:
¿Qué gano yo con todo esto?

lunes, 15 de septiembre de 2014

¿Qué deseo?

Y sigo, aguantando las ganas de oler tus pasos,
de comerme tus oídos.
Aguantando las ganas de mimar tus brazos,
perderme en la anchura de tu pecho.
Solver mis sueños en ello.
Mirarte sin prejuicios, todo el día,
llenar tu rostro de canciones.

Oír cómo suspiras.
Cómo respiras.

Disolver todas tus dudas sin palabras,
adjuntar las palabras del mundo
y extinguirlas entre besos.

Dibujarte en contexto.
Escribir mil historias de nosotros, de ti,
narrarte el futuro, contarte el pasado.
Mirar a la luna, dormir en tus ojos.
Beberme de ti lo que nunca soñé.

Que perdamos el tiempo
y coloremos las calles de un hermoso color.
Aspirar a ser como tú, que seas como yo.

Te deseo.

Solo tenerme contigo, en una perfección ilícita,
la perfección que lleva tus manos,
la silueta de tu cara y la cuenca de tus ojos.
Desprendes la tranquilidad por la piel.

La perfección es: la temperatura de tus labios.

La que se quedó sola.

He estado pensando mucho últimamente, he pensando en nosotros
En lo que somos. En lo que éramos.
He pensado en las mañanas iluminadas que me diste, y en las noches de pesadillas,
noches que me cubrías  con murmullos de cariño, susurrando a mi oído que todo iba a estar bien; sabias que eso no era verdad.
Éramos luz. Éramos amor.
Pasado.
Porque ya no estás aquí, te has ido, te has llevado las mariposas y los cánticos mañaneros, pajaritos de amor. Me dejaste quemándome, en silencio.
Lo éramos todo hasta que te arrebataron de mí.

He pensado mucho últimamente, en lo que hacemos.
En lo que nosotros hacemos, o hacíamos.
Pienso en las risas entre arrumacos, pienso y recuerdo cómo era sentirte abrazado a mí.

Entonces lloro, porque no hay nada que pueda salvarme de la soledad en la que me has dejado.

Estoy perdida, y la única manera en la que puedo revivirte es contando al mundo,
recordandole que alguna vez existió alguien tan perfecto, que hacía vibrar la tierra.
Exististe tú, y la vida te dejó ir.

viernes, 12 de septiembre de 2014

Hombres.

Hombre, 
señor, amo y embustero traidor, 
que se burla y se balancea entre mis pupilas, 
sonriéndome, mirándome.

He sentido. Te vi, te oí, te sentí. 
Plasmé en ti una mínima esencia de mí.
Y es que... Amo la manera en la que ésto me hace sentir. 

Hombre, 
tan varonil, tan propio.
Calando tu voz por mis venas,
como una canción de amor, 
como una melodía irremediable. 

En cualquier momento, en cuánto te miro
decaigo en el vacío infinito de tus labios.
Y mi estómago me odia por tu culpa. 
La necesidad de vómito que los nervios me provocan
no es más que el resultado de tus pequeñas letras,
tus pequeñas palabras. 

Palabras simples que dibujan mis días. 

Hombre, 
descuidado, despistado.
En las nubes; en pensamientos ajenos...
En los míos. 

Con tus complejas frases descifras cada minuto de mi vida. 
Mi corazón palpita tan fuerte al sentirte;
al respirarte. 
Haces que todo alrededor desaparezca,
matas la incertidumbre. 

Hombre, 
Imperfecto, 
como todos, como ninguno. 
Amante fugaz, 
bestia terrorífica, secreta. 
Sumergida en pasiones escondidas. 
En las mías. 

Alumbras la habitación y ni siquiera lo sabes, 
le das un hermoso toque a mis momentos. 
Aquella vivacidad nocturna que tanto añoraba.

Me tienes. Es todo. 
Soy tuya, sin más sentimientos que éstos. 
Simplemente me tienes. 
Eres dueño de mis palabras, me haces sentir tan en el paraíso
que comienzo a sentirme mal.

Desearía que sintieras ese maravilloso cosquilleo al verme,
aquel que es como cuando yo te veo a ti. 

Hombre, tan simple, tan normal. 
Tan común, tan cliché. Tan imperfecto. 
Tan bello. 

viernes, 20 de junio de 2014

La gente debería morir a los 15.

Ignorando el hecho de cómo se reproduciría la especie humana, ignorando el hecho de que no existiría quién trabajara y creara sustento… Dejando a un lado todo ese tipo de cuestiones, creo yo que las personas deberían de morir a los 15.
Vivirían para ser felices, para no darse cuenta el todo de problemas que transcurren fuera de su pequeño entorno. Jamás se darían cuenta de cómo su familia no es tan perfecta como ellos lo creían. No crecerían lo suficiente como para tener el poder de dañar a otras personas, para ellos el mundo sería maravilloso. Llorarían por que se han hecho un rasguño. Llorarían de la belleza de las cosas.
Si la gente muriera a los 15 no tendrían que preocuparse por hacer algo de su vida. No carecerían de salud cada vez más, sus huesos no se gastarían, ni llorarían por ver a las personas con las que han vivido “décadas” a su lado morir. No cuestionarían el por qué del universo, ellos lo amarían.
Si la gente muriera a los 15 el problema más grande sería el que viven demasiado poco para disfrutar, pero lo suficiente como para no conocer el dolor, el real, el crudo.
Sería un mundo maravilloso

jueves, 15 de mayo de 2014

It's just me.

"Nunca conocí mujer más enamorada que ella; sus ojos brillaban al escuchar su nombre y se la pasaba suspirando delgadas fibras de dulzura y amor cada que su imagen le llenaba las pupilas".

domingo, 11 de mayo de 2014

Extracto de un cuadernillo.

A veces siento esos impulsos, en mí crece el querer hacer, decir o pensar cosas enfermizas. A veces me surgen a flor de piel preguntas que no debería de hacer, ideas que no debería crear. Pero no estoy loca.
A veces no sé qué es lo que pasó y qué es lo que mi mente me dice que pasó. Confundo lo que siento con lo que quiero sentir, lo que actúo o miento con lo que sé que es verdad. Pero en definitiva, no estoy loca.
A veces me dan ganas de dormir para ya no despertar, y no por el acto cobarde de un suicidio, simplemente sería más liviano. En otras ocasiones me digo a mí misma qué debo de decir para que la gente piense de una otra manera. Inclusive, hago lo que yo me digo por miedo a enojarme conmigo misma.
Aunque a fin de cuentas, no es tan malo estar loca. Todo lo que haces o dices está terriblemente justificado. Si haces una estupidez en publico, si dices algo que no debiste, si haces algo que en definitiva NO tenias que hacer... "es porque tienes problemas".

Pero no, en verdad, no estoy loca.